En recuerdo de Juan Porras Aguilera, histórico hermano y primer pregonero de la Vera+Cruz

Ha fallecido Juan Porras Aguilera, un histórico hermano de Los Blancos y primer pregonero de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Setenil, muy querido por todos. En su Pregón del 24 de marzo de 2007 recordaba su crianza en la casa familiar junto a los enseres de la Hermandad, algo habitual entonces, evocó aquellos años de Semana Santa «en blanco y negro» y su participación en la Junta de Gobierno, no exenta de anécdotas como aquella que contaba del comandante Costa en Málaga cuando, un vez contratada la banda, le dijo: «Muchacho, tenemos un problema. El general Lucini quiere ir a Setenil a acompañar vuestra procesión», a lo que contestó: «Problemas como este son los que gustan en mi Hermandad». Ese detalle, sus vínculos de años con la Hermandad y algunos hitos históricos como el recuerdo del Cristo de la Vera+Cruz en el «Secanillo», los puedes leer pinchando en el siguiente enlace. También la entrevista que el hizo José Antonio García García con motivo del X Aniversario del Pregón para la revista Vera+Cruz.

Juan Porras Molinillo, pregonero de 2007
Juan Porras Aguilera, pregonero de 2007

JOSÉ ANTONIO GARCÍA GARCÍA
Entrevista publicada en 2018 con motivo del
X Aniversario Pregón de la Santa Vera + Cruz

Los pregoneros son uno de los mayores activos con los que cuenta la hermandad, ya que han sido ellos y seguirán siendo en el futuro los que transmiten la palabra de la devoción y la fe del Señor, a través de sus letras escritas con gran cariño y sentimiento, llenas de vivencias y emociones sentidas y sufridas bajo el seno de la Vera + Cruz. Es por ello que en el décimo aniversario de nuestro pregón queríamos hacer un pequeño homenaje en favor de estos hermanos, que tanto han
dado y seguirán dando a nuestra ilustre y fervorosa hermandad.

JOSÉ ANTONIO GARCÍA (JAG): Ha pasado el tiempo, y el pregón forma ya, parte del pasado, ¿Cómo resumirías la sensación que viviste antes, durante y después de dar el pregón?

JUAN PORRAS (JP): Fui el primer pregonero de nuestra hermandad, honor que me llenó de satisfacción y también de responsabilidad por la duda de no estar a la altura que exigía el acto. Ahora desde la distancia mis recuerdos son plenos y entrañables.

JAG: Las imágenes, los músicos, los penitentes, costaleros, mantillas, etc, forman parte de un cortejo que todo pregonero nombra en su pregón. Sin embargo, ¿con qué figura te sientes y te has sentido más identificado a lo largo de los años?

JP: Los desfiles procesionales forman parte de nuestra Semana Santa. Ver a nuestras imágenes salir de la Iglesia, más que cualquier otro momento.

JAG: Es difícil por lo enigmático y singular de nuestra Semana Santa catalogar nuestra fiesta
más grande, pero realizando un esfuerzo nos gustaría que definieras en pocas palabras qué
significa la Semana Santa para ti.

JP: La Semana Santa la siento como un cúmulo de vivencias y emociones que, aunque se repiten en el tiempo, siempre tienen algo diferente y la misma solemnidad.

JAG: La Semana Santa es, sin lugar a dudas, la fiesta de mayor calado e importancia en nuestra población. Sin embargo, ¿crees que las hermandades, actoras principales de la fiesta, tienen el valor y reconocimiento que se merecen?

JP: A nivel popular nuestra Semana Mayor cuenta con gran calado entre sus hermanos y vecinos de la localidad y a pesar de las dificultades el reconocimiento lo considero notable.

JAG: Todos los miembros de una hermandad tienen momentos en los que están más cerca, y momentos en que, por circunstancias, están más alejados de sus hermanos y compañeros de hermandad. Sin embargo, al final, en los momentos trascendentales, siempre nos encontramos. ¿Crees tú que la fe es lo que nos mantiene unidos, durante toda nuestra vida?

JP: La fe, el cariño, y nuestros principios son básicos para estar unidos en torno a nuestra cofradía y vivir estos grandes momentos.

JAG: Son muchos los lugares y posiciones desde la que se pueden vivir la hermandad y la Semana
Santa, pero según tu importante criterio, y desde la experiencia que te dan tus vivencias, ¿de cuál
guardas un mayor y agradable recuerdo?

JP: Es difícil escoger un momento porque son muchas las vivencias a lo largo de mi vida como hermano de la Santa Vera Cruz. Me quedo con el instante de ver a Nuestro Cristo de la Santa Vera Cruz en el Secanillo, donde conviviÓ con mi familia durante un largo periodo de tiempo. Fue un día que nunca olvidaré y un sentimiento tan blanco como me considero yo.

Manuel Bastidas evoca la Semana Santa de antaño

CARMEN GONZÁLEZ GUERRERO

Manolo Bastidas nació en 1932, por lo que sus primeros años de vida estuvieron marcados por la pobreza y el hambre. Su oficio de panadero en la Calle Cádiz le ha permitido estar muy vinculado a Los Blancos y colaborar en todo lo que ha podido.

P: Manolo, ¿cuál es su vínculo con la Hermandad de la Santa Vera Cruz?

R: Desde pequeño he tenido una inclinación hacia Los Blancos y siempre me han gustado. No he sido de tener mandos, pero he estado toda mi vida colaborando en todo lo que he podido, siempre he estado ahí.

P: ¿Sus padres y hermanos también pertenecían a la Hermandad?

R: No, mis hermanas eran mayores que yo y vivían fuera, por lo que no han vivido esto. Mis padres llevaban el campo y la panadería y no se metían en asusto de hermandades. En sus tiempos ni las había. Aquella época era muy difícil, no había ni para comer.

P: Entonces, ¿cómo vivía la Semana Santa en su infancia?

R: Cuando yo era pequeño no había ambiente ni nada y después vinieron los años del hambre y las cartillas de racionamiento. Recuerdo que en la Iglesia no había santos, solo un almacén de trigo porque los agricultores lo tenían que entregar y luego lo vendían a los molineros. Pero sí recuerdo que sacaban los santos para que lloviera, pero no procesiones como las de ahora.

P: Y ya cuando fue mayor, ¿qué recuerdos tiene de la Semana Santa?

R: Ya cuando empezaron las hermandades había más movimiento. Se vestía muchísima gente de mantilla y de penitente. Yo me he vestido un montón de años y también he llevado el trono, porque antes los pasos tenían que ser llevados por los hermanos. Recuerdo que nos íbamos turnando unos con otros porque había poco personal. En Semana Santa, Setenil ha tenido fama a diferencia de los pueblos de alrededor, por lo que ha acumulado mucha gente. Y yo disfrutaba mucho porque venían mis hijos y nietos.

P: Entre los hermanos, ¿cómo organizabais los días de Semana Santa?

R: Nos reuníamos en La Villa, decidíamos lo que se iba a hacer y hacíamos una petición para juntar dinero. Los hermanos más pudientes aportaban lo que podían y se iban pagando los gastos de la Semana Santa, que siempre eran superiores a lo que se recogía. Las flores, la música y eso había que sacarlo de ahí para que esto siguiera hacia adelante. Ahora salen el Domingo de Ramos y el pueblo colabora.

P: ¿Qué amigos y hermanos estaban con usted en la Hermandad?

R: Cuando más joven recuerdo a Rafael Durán o a Paco el del chalet, primo de Paco Ordoñez. También estaba Enrique Valencia, pero era negro. Ya cuando más mayor nos juntábamos con otros amigos y cuando terminaba la procesión nos íbamos un rato a la Plaza a tomar una cerveza o lo que fuera, porque no había otra cosa.

P: Manolo trabajando en la panadería, ¿cómo compaginaba estos días tan señalados?

R: En Semana Santa había muchísimo trabajo. Hoy no es ni remotamente lo que era antes. Además de hacer mucho pan, en los días previos la gente hacía los tradicionales dulces, tortas o magdalenas, y los clientes venían a cocerlo a la panadería. Es decir, cada clienta elaboraba sus dulces en casa y luego venían a la panadería con sus moldes y yo se los metían en el horno y se los preparaba. Recuerdo que algunas veces la procesión ya estaba en la calle y todavía cociendo dulces. También vendía helados y eso durante las procesiones, eran unos días muy intensos y no se paraba.

P: Para que nos hagamos una idea, ¿cuánta cantidad de dulces podría hacer una familia?

R: Por ejemplo, una familia hacía unos 12 kg de tortas de masa, o siete u ocho docenas de huevos para magdalenas seguro. También venía familia de fuera y querían que no faltara de nada.

P: Y también hacía el pan para los bocadillos de los músicos, ¿no?

R: Claro, se hacían los bollos para los músicos de las hermandades, yo se los he hecho tanto para los Blancos, como para los Negros. Recuerdo un año que, como Rafael Corral era el Mayordomo de Los Blancos, él casi siempre hacía el pan y los bollos para sus músicos. Pero una vez cayó malo y estando la procesión en la calle, tuve que liarme a hacer bollos porque me lo encargaron corriendo. Ni me lo pensé, lo hice por la hermandad y por compañerismo hacia Rafael.

A pesar del gran trabajo, era muy gratificante darle el servicio al cliente y luego vestirse de penitente o llevar el paso. Acababas reventado, pero se acudía por la devoción; y luego cuando pasaba, te sentías satisfecho por lo bien que había salido todo, una satisfacción tremenda en todos los aspectos.

P: ¿Qué recuerda de la rivalidad entre Los Blancos y Los Negros?

R: Al principio no había rivalidad, pero con los años y al traer las bandas de música era un calentamiento. Había una pugna muy grande, mucho más que ahora. Entre mis amigos siempre nos peleábamos, pero la mayoría éramos blancos.

P: Y de las bandas de música, ¿qué recuerda?

R: Cuando era más joven, venían solo unos cuantos músicos que tocaban detrás y ya después vinieron las bandas grandes. Antes con poco había que hacer el avío con lo que fuera. Recuerdo que José Domínguez, el Mayordomo de la Hermandad, se sacrificaba mucho.

P: ¿Qué cambios percibe entre la Semana Santa de aquellos momentos y la de ahora?

R: Hay unos cambios muy importantes porque ahora se vive mejor y en mejores condiciones y hay más ambiente.  

P: ¿Se organizaban unos actos diferente a los de hoy?

R: Sí. Recuerdo que los Viernes Santo cuando traían al Cristo, lo dejaban en el altar y por la tarde daban el Sermón de las Siete Palabras y finalmente, se pasaba al sepulcro. Entonces, mientras se bajaba el Cristo del altar Sebastián El Tejón, que cantaba en esos momentos, cantaba en cada estación una saeta y estaba muy bonito. El cura decía las estaciones, Sebastián iba cantando y luego lo metían en el sepulcro y ya salía la procesión del Santo Entierro. La Iglesia se llenaba a tope.

P: ¿Qué recuerdos tiene del tradicional lavatorio?

R: Era los Jueves Santo por la tarde. Salía como una procesión de doce penitentes vestidos de apóstoles y andaban con la música detrás. Le daban la vuelta al pueblo y después venían a la Iglesia y el cura le lavaba los pies sobre el altar. Es una procesión que se ha perdido, pero era muy bonito.

P: Manolo, ¿a qué titular de la Hermandad de Los Blancos le tiene mayor devoción?

R: Me tira el “Amarrao” a la Columna y el que viene de San Sebastián también, el Cristo y Santo Entierro.

P: Y con respecto a su familia, su mujer, hijos y nietos, ¿también pertenecen a Los Blancos?

Sí, les gusta a todos. Recuerdo que cuando nació mi hijo mayor, Pedro, José Domínguez me llamó por el balcón y me dice “ya tengo a tu hijo apuntado, que se llama Pedro como tu padre” y él siempre ha colaborado. Son cosas que no se olvidan. Carmela, mi mujer, se vestía de mantilla y arreglaba a muchas amigas también. Mis hijas han arreglado los tronos y se han vestido de mantilla. Y mis nietos han venido todos los años y se han vestido todos de penitentes o de mantilla (las niñas). Mi nieto Rubén siempre ha llevado los tronos.

P: ¿Qué siente cuando ve que a sus hijos y nietos les gusta Los Blancos?

R: Me siento orgulloso de que sigan la misma tradición que ha tenido su abuelo.

P: ¿Se siente orgulloso de pertenecer a la Hermandad de la Santa Vera Cruz?

R: Si que estoy orgulloso de pertenecer a la Hermandad. Siempre me ha tirado, me ha gustado mucho y he colaborado en todo lo que he podido. Es muy bonito pertenecer a Los Blancos, se lleva dentro y se siente, porque yo siento mi hermandad.

Gracias Manolo por contarme todas sus anécdotas, vivencias y devoción por la Hermandad de la Santa Vera Cruz y así, haberme permitido reflejar en esta revista, el trabajo durante años y su colaboración con Los Blancos.

Una procesión para recordar: el Silencio tras la restauración en 2001 del Cristo de la Vera+Cruz

JESÚS MARÍA ROBLES GONZÁLEZ
Publicado en 2007, en el primer
número de la Revista Vera+Cruz

Todo comienza con motivo del 450 Aniversario de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz y la restauración del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz que se le encomendó a Juan Manuel Miñarro. Este célebre autor sevillano ha permitido recuperar la policromía más antigua de esta talla, cuya calidad técnica y estética permitió recuperar los máximos valores históricos-artísticos, estilísticos y culturales, de la imagen más antigua de la Semana Santa de Setenil, de autor desconocido, aunque con indicios que nos hacen pensar que pertenecen a la escuela granadina, ligada al nacimiento de la Hermandad de la Vera+Cruz en 1551.

Durante este período de restauración se realizaron varias visitas a los talleres del autor sevillano, con la intención de comprobar in situ los progresos efectuados. Esta restauración, además de necesaria, era muy significativa para toda nuestra hermandad, ya que suponía la primera vez que nuestro titular salía del pueblo de Setenil.

Una vez terminada esta gran obra de restauración, el día 24 de marzo de 2001, hermanos de la Hermandad se ponen en marcha para trasladar la magnífica talla de este Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, llegando la junta de gobierno a acordar por unanimidad que durante esa noche el Cristo permaneciera en “El Secanillo”, con el propósito de simbolizar y recordar aquellos años que nuestro titular estuvo escondido en este cortijo por circunstancias bélicas, regresando, una vez finalizada la guerra civil, a la Iglesia de la Encarnación, donde se encuentra en la actualidad.

En la madrugada del 25 de marzo se le dio traslado al Santísimo Cristo de de Vera+Cruz a la ermita de San Sebastián. En este tempo, sobre las diez de la mañana comenzaron a llegar hermanos, hermanas y el pueblo de Setenil en general para asistir a la salida en procesión que se iba a efectuar con motivo del 450 Aniversario de la Fundación de nuestra Hermandad y restauración del Cristo. Una vez reunido todos los hermanos y visitantes se le entrega al Hermano Mayor de la cofradía un cetro dorado en oro como reconocimiento a su labor y dedicación a nuestra Hermandad. Terminando este acto se procedió a rezar unas oraciones y , a continuación, el Hermano Mayor, Rafael Corral Hormigo, da la orden de su traslado en procesión a la Iglesia Mayor.

En un principio se temía por el discurrir de la procesión, debido a las inclemencias meteorológicas, pero afortunadamente y tras salir el Cristo del templo el cielo se abrió, y todo transcurrió a las mil maravillas, quedando todos muy contentos, demostrando una vez más el fervor y sentimiento que el pueblo de Setenil y la Hermandad de Los Blancos deposita en el Cristo de la Vera+Cruz. Es de agradecer la actuación que ofreció la Banda de Cornetas y Tambores Muestra Señora del Rosario de Arriate (Málaga), que acompañó a nuestro Cristo.

Es importante mencionar que esta procesión ha sido la única que la Hermandad de la Santa Vera+Cruz ha efectuado con este recorrido: ermita de San Sebastián, carretera Setenil-Olvera, c/ Reyes Católicos, c/ Cádiz, Villa y, finalmente, la iglesia parroquial.

Una vez llegado a la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación se celebró la Santa Misa con motivo del 450 aniversario de la Hermandad y restauración del Cristo. Una vez finalizada la misa se procedió a una invitación a todos los hermanos y a los vecinos de Setenil a una gran paella en la Casa Hermandad.

Tal fue el resultado satisfactorio de hermanos y hermanas que en este día de tanta alegría y devoción a nuestros titulares encontramos el origen del «Día de la Hermandad», que celebramos todos los años el domingo anterior al Domingo de Ramos.

Con motivos de estos actos, el «Diario de Cádiz» publicó el domingo 8 de abril, en su sección de Semana Santa, una página dedicada a nuestro Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y demás titulares de esta nuestra Hermandad.