




































Las procesiones de la Hermandad de la Vera+Cruz de Setenil















































































































































PEDRO ANDRADES
Fotos de ÁNGEL MEDINA, MARIO G. VARGAS y ANTONIO SÁNCHEZ
MADRUGÁ. Ermita de San Sebastián. 01:30 – 3:30 horas
RECORRIDO: Ventosilla, Cantarería Alta y Baja, Ronda, Constitución, Plaza Andalucía y Plaza de la Villa.
El Silencio es una de las procesiones más antiguas de Andalucía, la Madrugá solemne de Setenil. Cuando todavía retumban en los oídos los tambores del Jueves Santo que acompañan hasta casi la medianoche al Amarrao a la Columna, las penitencias se acercan hasta la ermita de San Sebastián y se produce la transfiguración de un pueblo tomado apenas dos horas antes por la bulla. Sus orígenes se remontan a 1551, y desde entonces procesiona la imagen del Cristo de la Vera+Cruz, una magnífica talla del siglo XVI oculta en un sudario con crespones negros. Organizada por la Vera+Cruz, participan penitencias de blancos y negros.
Esta procesión es una celebración atávica, misteriosa, con el sabor añejo de la antigüedad, en la que las penitencias, muchas de ellas descalzas, abren paso a la imagen en un profundo silencio solo roto por el rezo del rosario, el canto del miserere y los versos de Vexilla Regis.Tras ellas, entre cuatro antorchas, el Cristo de la Vera-Cruz serpentea el pueblo desde el Peñón de los Enamorados con la única luz de la noche de primavera y el caserío blanco de Setenil. Sale de la ermita de San Sebastián, el primer templo cristiano de Setenil, alzado cuando aún el pueblo formaba parte del fronterizo Reino nazarí de Granada.





El Silencio es una de las procesiones más antiguas de Andalucía. Pocas fotografías reflejan mejor que la tomada por Mario García Vargas el estrépito en la madrugada del jueves al viernes de las penitencias sobre un Setenil a oscuras y la única iluminación de la luna de primavera sobre el pueblo blanco. Foto: MARIO GARCÍA VARGAS.




PEDRO ANDRADES
Francisco Carrera Iglesias Paquili es un artesano de lujo que domina la tradición del bordado cofrade, que dio el salto a la moda y al cine de la mano de marcas tan conocidas como Vitorio & Luquino, Del Pozo, Loewe, Colour Nude, Gastón y Daniela o Joseph Font. Sus modelos han desfilado en Nueva York, Paris o Japón. Se han visto en películas como ‘Carmen’,de Vicente Aranda. El Palco del Teatro Real de Madrid también es de aquel adolescente del popular Cerro del Águila de Sevilla, nieto de sastra, que comenzó a coser por devoción y acabó luciendo sus diseños en las pasarelas internacionales.
Abrió su taller en 1984, en pleno centro de Sevilla, y poco después emparentó con Setenil gracias a Conchita Sevillano, que guardó en su casa, antes de su traslado al pueblo, la deslumbrante Virgen de los Dolores creada por el maestro imaginero Luis Álvarez Duarte. Ya por entonces ‘Paquili’ vestía a la dolorosa de Los Blancos. Ha restaurado el manto del siglo XVII de la Virgen de los Dolores. Suyo es también el primer manto de La Soledad de Los Negros, que este mismo año le han encargado la saya. Su sello impregna estandartes, palios y bambalinas de las procesiones de Setenil. Pero lo que es más importante e impagable: su estilo y sabiduría cofrade, el cuidado del patrimonio y el esmero en las procesiones que ha transmitido, marca para siempre la historia de la Semana Santa de Setenil y ha enriquecido sobremanera esta celebración única que data de 1551 y que cuenta con la mejor carrera oficial que conozco de Andalucía. ‘Paquili’, un artesano de lujo para Setenil.
Un recorrido por la trayectoria de Francisco Carrera Iglesias en «Andalucia Directo»
Exposición «Paquili, Arte y Moda en la magia del bordado». Ayuntamiento de Sevilla, del 3 al 19 de noviembre de 2016.
Las mantillas salen de riguroso negro y luto el Viernes Santo acompañando al Santo Entierro y se caracterizan en el atuendo por el vestido largo. Su desfile aporta solemnidad a uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa de Setenil. Es tradicional que año tras año salgan juntas mujeres de distintas generaciones y de una misma familia, o amigas que crecen en esta tradición. Tiempo atrás, hubo mantillas en los desfiles del Domingo de Resurrección, aunque el sentido y el atuendo eran muy distintos. Abajo vemos una imagen de 1968. Hay mantillas que mantienen la tradición toda su vida.









