El Amarrao de Los Blancos al detalle: las fotos de David García

El fotógrafo gaditano junto a una imagen suya del Amarraro que fue portada de la Revista Vera+Cruz en 2024.

PEDRO ANDRADES

El gaditano David García nos dejó en 2023 este completo y excelente reportaje de la procesión que abre la Semana Santa de Setenil. El fotógrafo realiza una radiografía precisa de la impresionante imagen del Señor Atado a la Columna, que luce especialmente tras la restauración que hizo el prestigioso imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro, y la Virgen de los Dolores, tanto en la Casa Hermandad como en su recorrido desde la Villa a la Plaza. Siguiendo la brillante estela de nuestro queridos Rafael García Ramírez ‘Ragara’ y Rodrigo Domínguez González ‘Rodogo’, David García resalta detalles que han merecido la portada de la Revista Vera+Cruz 2024 como esa fotografía de los pies del Amarrao con su tradicional ofrenda de rosas rojas o esos planos perfectos del rostro de la dolorosa que esculpió Álvarez Duarte. Disfrutad de la belleza de estas imágenes con las que enriquecemos aún más el archivo multimedia de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Setenil, que podéis ver en la sección «1.001 fotografías de Los Blancos» con la que celebramos el 475 Aniversario de la fundación de esta cofradía. Gracias a David García por su generosa aportación.

La imagen del Amarrao en todos sus detalles en la Casa Hermandad de la Vera+Cruz de Setenil.
La Virgen de los Dolores, el Jueves Santo en su Casa Hermandad.

Paca Domínguez: “Cuando pasa por mi puerta le digo: Dios mío que te vea el año que viene”

CARMEN GONZÁLEZ GUERRERO
Publicada en la Revista Vera+Cruz 2025

Paca Domínguez nació en La Ventosilla en 1943. Mujer de Sebastián “Harina” y madre de cuatro hijos. Durante toda su vida ha acompañado a la Virgen de los Dolores cada Viernes Santo, siendo una de las mantillas más fieles de Los Blancos.

Abuela, ¿cuál es tu vínculo con la Hermandad de la Santa Vera Cruz?
Yo soy blanca desde que nací en la Ventosilla. Tanto mis padres como todos mis hermanos eran blancos, menos mi Cristóbal que, no sé por qué, era negro. También, como mi madre sacaba los mandados de la casa de Domínguez, pues te inclinaba más para los Blancos y todos fuimos blancos: mi hermano Alonso, Enrique, Rafael… Todos.

¿Cómo eran antes las procesiones de entonces? ¿Qué recuerdas?
Antes no nos vestíamos con la ropa blanca, como ahora; solo paseábamos para arriba y para abajo y esperábamos la procesión en la Plaza. Recuerdo que los tronos eran más corrientes, no con el lujo que hay ahora. No había tantos enseres. Pero las procesiones eran más bonitas, más a lo antiguo, más recogidas.

Cuando te casaste, ¿continuaste siendo igual de blanca?
Claro. Cuando me casé y me vine a la calle Alta con el abuelo Sebastián, como también era blanco, empecé a involucrarme más. Le saqué la ropa a la tita Tere y Paquita; y ya más adelante, como la ropa de la hermandad estaba muy vieja, se la hice a tu padre (Antonio). Eso fue cuando se la hicieron unos cuantos como José Antonio el de Josefina, y aproveché, pero como era tan alto le tuvo que sacar un añadido por debajo.

Tu actual casa era la casa de Domínguez, antiguo Hermano Mayor de Los Blancos…
Sí, aquí antes se guardaba la ropa de la Hermandad, como la de los romanos cuando se vestían el Domingo de Ramos con la Borriquita. También nos dejó un Amarrao pequeño que lleva en la casa toda la vida, le tenemos mucho cariño. Además, la casa tiene una habitación que todavía le decimos “la habitación de Domínguez” porque era donde el dormía.

¿Cómo eran tus días de Semana Santa?
Venía toda mi familia de Ronda, de Santander, mis hermanos… la casa siempre llena. Y a tu abuelo le encantaba tener las puertas abiertas y las luces encendidas e invitar a todo el que pasara. Recuerdo que los primos de fuera, que no estaban tan relacionados con la hermandad, siempre querían vestirse porque nos veían a nosotros. Todos nos íbamos a la procesión y la casa llena de gente de fuera.

¿Qué recuerdos tienes de esos momentos?
Muy bonitos. Era un orgullo porque todo el que pasaba, entraba. La puerta de “Bastián Harina” siempre estaba abierta. Aunque a mi me gustaría que me dijeran “Yamboy” como a mi padre le decían.

¿Cómo era la Procesión de El Silencio?
Cuando era una niña, me esperaba en la Ventosilla y me asomaba a una ventanita que tenía mi madre en la habitación, porque antes no dejaban a las mujeres que la vieran, solo podían ir de penitencia, que iban menos que ahora, pero con mucho más respeto. No había niños, ni gente por las esquinas. Ya una vez casada, dejaba a los niños acostados y me asomaba, pero a San Sebastián nunca he subido.

El abuelo Sebastián llevaba el Cristo de la Vera Cruz en la Procesión de El Silencio, ¿no?
Sí, porque antes lo llevaba su padre, Antonio. Y ahora lo lleva el tuyo. A mi me gustaba subir a la Iglesia para verlo de meter el Cristo de rodillas, aunque no se ve nada, pero se escucha y pone los vellos de punta. Recuerdo que el abuelo trajo al Cristo de la Vera Cruz en la furgoneta de una restauración, le gustaba mucho. Ya cuando empezó a ser tu padre más mayor, yo le decía “¿el Antonio lo ha cogido?” y ya él me decía “sí lo ha cogido un par de veces…”.

Este amor que le tienes a la Hermandad, ¿se ha inculcado de generación en generación?
Claro. Cuando llegaba el Jueves o Viernes Santo todos se arreglaban aquí. “Ya está en la Plaza la banda” … y todos corriendo para verla. Mis hijas todas se han vestido de cuadritos y de mantilla. Tere y Paquita se tiraban toda la noche poniendo claveles y tu padre, ya ves, solo quiere blancos y su trono. También Miguel Ángel y Sebastián se han vestido siempre y tienen su ropa aquí. Diez nietos que tengo, diez blancos. Orgullosa desde el más chico al más grande.

Estando siempre en la tienda, ¿cómo compaginabas el trabajo?
Había mucho trabajo. La tienda se abría hasta el mismo Jueves Santo y se vendía mucho porque por aquí vivía mucha gente. Cuando mi Tere fue más grande, se quedaba en la tienda y yo preparaba para los días grandes o también por la noche cuando estaban todos acostados. Mucho limpiar y cocinar para que estuviera todo arregladito.

¿Qué se hacía de comer?
Antes se hacía potaje, guiso de bacalao, ensaladilla, natillas, arroz con leche… Yo hacía una fuente “como un demonio” que tenías bacalao para más de una semana.

¿Cuándo empezaste a vestirte de mantilla?
Cuando me casé. Me he vestido muchísimos años. Me gustaba mucho, a mi todo ese jaleo de Semana Santa, de procesión, mantilla, siempre me ha gustado. Me ponía el vestido, la peina y me iba.

¿Qué anécdota me puedes contar estando de mantilla?
Un año que mi hermano Frasquito se tiró toda la procesión detrás de mí diciéndome piropos y ¡qué vergüenza! Recuerdo que me tenía que esconder porque cada vez que me vía me decía “Ay mi Paca la mantilla más guapa”. Era muy cariñoso.

¿Recuerdas las mujeres con las que te vestías?
Íbamos muchísimas: la hermana de Filo, Maruja; la de Pedro que vivía en la calle Vilchez; la tita Paca; Carmelita Domínguez; Josefina Villalón; las de Corral; alguna de mi familia de Ronda que yo calentaba para que se vistiera… La peina me la ponía mi vecina Elena, que también me la puso cuando fui madrina. Pero sí, me gustaba mucho. Ahora porque no puedo con las piernas, si no me vestía.

¿Qué recuerdas de la rivalidad entre blancos y negros?
Siempre había “follines”, pero yo en cuanto escuchaba algo le decía a tu abuelo que no se metiera en nada. Y después el Domingo de Resurrección, todos juntos en el Bar de “Guayeja” o en Palmero, blancos y negros. Siempre ha venido muy buena música, siempre en secreto. El abuelo en cuanto escuchaba los tambores… corriendo para la Plaza, porque no se sabía nada hasta que no llegaba.

¿A qué imagen la tienes mayor devoción?
A mi me gusta mucho la Virgen de los Dolores, pero el Santo Entierro en la urna… Le he pedido mucho. Yo siempre le digo cuando pasa por aquí “ay Dios mío de mi alma que te vea el año que viene otra vez”.

¿Cómo crees que están trabajando las juntas actuales?
Muy bien. Tanto Sebastián Luque con todo el tiempo que ha estado, como Isabel María, que está muy bien que sea una mujer, es la única.

¿Le ves futuro a la Hermandad?
Yo creo que sí. Ahora hay mucha juventud. Mira, por ejemplo, en el ensayo del trono con Canal Sur, cuántos niños de verde y qué bonito estaba el trono hasta sin nada encima.

¿Estás orgullosa de ser blanca?
Yo sí, mucho. Además, tengo una estación a mi nombre que es la 11. Yo siempre voy a ser blanca y más, por el abuelo.

En primer lugar, me gustaría agradecer a la Hermandad por permitirme realizar esta entrevista, una de las más especiales para mi. Y como no, a ti abuela. Gracias por mostrarme tus sentimientos y permitir que queden reflejados para la posteridad, siendo parte de la historia de Los Blancos. Te quiero.

“Siempre hemos llevado la Semana Santa en el corazón, desde chiquititas”

CARMEN GONZÁLEZ GUERRERO
Periodista en Tele Alcalá

Publicado en la Revista Vera+Cruz 2020

Maruja (92 años), Elena (85 años) y Cándida (que cumple los 90 el próximo Viernes Santo) son unas de las mujeres más veteranas de la Santa Vera+Cruz. Procedentes de familia blanca que desde pequeñas le han dedicado su esfuerzo y han trabajado por y para la Hermandad. Cándida cuenta que su tía Francisca Guzmán, que estuvo en el Convento Carmelitas Descalzas, le enseñó a bordar en oro a mano y entre las dos bordaron el Estandarte de la Hermandad y también la colchita del Sepulcro. Y cambiaron el oro del manto de la Virgen del Carmen.

Elena y Cándida, ¿de dónde procede ese vínculo que tenéis por la Hermandad de la Santa Vera Cruz?
Elena: Yo siempre he vivido la Semana Santa desde cerquita y soy blanca desde que nací. En mi familia todos eran blancos.
Cándida: Así es, desde mi abuela hasta mi nieta, todos somos blancos. También hemos tenido la suerte de que los maridos también han sido de la Hermandad y no tenemos ninguno de Los Negros.
Elena: Mis hijos también son todos blancos y lo han cogido de nosotros. Tengo un nieto, mi Francisquillo, que es muy gracioso; dice que le gustan Los Negros, pero al ratito cambia de opinión. Lo hemos mamado desde chiquitita.

¿Qué recuerdan de la Semana Santa de vuestra infancia?
Cándida: Tan bonita como ahora. Recuerdo que nos vestíamos de mantilla el Jueves Santo y el Viernes Santo, los dos días. Con los guantes blancos y una flor en el pecho el Jueves Santo, y el Viernes Santo, ya con el rosario, guantes negros y de luto. Mi tía me hizo una camelia preciosa para ponérmela.
Elena: Los vestidos eran por debajo de la rodilla, no largos como ahora. La peina nos la ponía María Ortiz, la mujer de Domínguez. Recuerdo unos días muy bonitos y grandes para nosotros, vivíamos la Semana Santa de verdad. Y claro, viviendo en una calle tan blanca (Calle Cádiz), estábamos siempre de un lado para otro: “una copita aquí, vamos a que nos pongan la mantilla a la vecina… y así”. Recuerdo que la casa de Isabel “La Chinorra” siempre estaba llena.

Habéis vivido muy cerquita de Domínguez, ¿qué recordáis de él?
Cándida: En la casa de Domínguez estaba todo. Hemos tratado mucho con ellos, ya ves, tal como iban naciendo, los iba apuntando a Los Blancos. Me acuerdo de Encarna Luque que trabajaba en la tienda de José y a su mujer, María Ortiz. Ella trabajaba mucho por la Hermandad. 

¿Qué mujeres se vestían de mantilla en aquellos momentos?
Elena: Había muchas mantillas porque había mucha juventud. Yo recuerdo más recientemente cuando se vestían Carmelita Zamudio o Carmelita Peña.
Cándida: Cuando yo me vestía, recuerdo a mi hermana, a Filo y Aurora Ortiz o Mercedes Hernández. Recuerdo un año que mi hermana Elena no se vestía y el Jueves Santo en la misa la convencieron y le dieron hasta la ropa para el día siguiente.
Elena: Sí, Pepa Sánchez mandó a Arriate a por la mantilla; María Zamudio, el vestido; y mi tía Frasquita me dejó los zapatos. Me tuve hasta que meter un trozo de algodón en la punta porque me estaban grandes.

¿Notáis diferencias de la Semana Santa de aquellos momentos con la de la actualidad?
Cándida: Hay una diferencia grande, ahora hay más lujo y antes había más necesidad. Se ha pasado muchas dificultades y ha cambiado la Hermandad al 100%. Por ejemplo, antes se salía solo con la túnica blanca y luego vinieron las capas, los capiruchos verdes… La Virgen iba muy pobre y mira como está ahora. También recuerdo que se celebraba un Quinario y la iglesia siempre estaba llena.
Elena: Así es, cada uno sacaba lo que podía. Antes el traslado del Cristo el Miércoles Santo era más íntimo, pero con el paso de los años yo he podido cogerlo, las mujeres ya lo podemos coger.
Cándida: Yo no he llegado a cogerlo, pero recuerdo que antes los Miércoles Santo los hombres que portaban al Cristo, se quedaban velándolo toda la noche.

¿Cómo habéis trabajado en la Hermandad? ¿Cuál ha sido vuestro granito de arena?
Elena: Yo he limpiado los cirios, la plata, todo. El lunes salía de mi casa y llegaba a las tantas de la iglesia. Y después, cuando terminaban las procesiones, otra vez a recoger, limpiar y a quitar cera. Antes todo era a mano y había mucho más trabajo.
Cándida: Yo de soltera iba a limpiar con mis hermanas.

¿Qué anécdotas recordáis de esos momentos de trabajo?
Elena: Recuerdo que íbamos al campo a coger flores para el trono, porque no había. Un año olía a pipi porque las habíamos cogido del campo, del suelo. Nosotras recogíamos las flores, pero había mujeres mayores que decoraban el trono.
Cándida: María Ortiz hacía unos altares preciosos, ya no se han vuelto a poner tan bonitos.

¿Qué personas estaban con vosotras en aquellos momentos?
Elena: Mis amigas. Eran muchas blancas y cuando no estaban ellas, las vecinas. Donde había tantas, lo pasábamos estupendamente, no estábamos ni cansadas.
Cándida: Yo recuerdo a Anita Marín, Mariquita, Aurora Ortiz o Mari Loli. Sin embargo, mi mejor amiga era negra, la mujer de Juan Camacho.

Tengo entendido que el Estandarte de la Hermandad lo bordó usted, ¿no Cándida?
Cándida: Sí, eso fue hace más de setenta años. Mi tía Francisca Guzmán estuvo en el Convento Carmelitas Descalzas, allí cayó mala de la pierna y se tuvo que venir. Entonces, ella me enseñó a bordar en oro a mano y entre las dos bordamos el Estandarte de la Hermandad y también la colchita del Sepulcro. Además, al margen de Los Blancos, entre mi tía y yo cambiamos el oro del manto de la Virgen del Carmen de una tela a otra porque se puso fea.

Y viviendo en una familia de blancos, ¿cómo vivíais el día a día de la Semana Santa?
Cándida: Exactamente igual. Recuerdo que nos liábamos a hacer tortillas de patatas, de espárragos y potajes. Aquí en mi casa comíamos por lo menos treinta o cuarenta personas. Además, antes los amigos de mi hijo paraban el trono delante de mi puerta y también entraban.
Elena: Sí, igual, porque mis padres eran muy apretados. Siempre hemos llevado la Semana Santa en el corazón y la hemos vivido desde chiquititas. Bregando con todos los blancos pues estaba una más entusiasmada, igual que les pasa a mis nietos. Cuando más gracia me hacía era cuando mi padre escuchaba un tambor y salía corriendo a verlo. Le decíamos “¡Chiquillo que te vas a matar!”, pero no lo podía remediar, era muy apretado.
Cándida: Yo recuerdo cuando mi padre le daba el tradicional donativo a la Hermandad el Jueves Santo cuando pasaba el Amarrado a la Columna. Él era muy blanco, lo demostraba más que mi madre.

Y en cuanto a las bandas de música, ¿qué recordáis?
Cándida: Ha habido muy buena música siempre. Recuerdo el año que trajeron a Brunete, venían tantos militares que la gente se asustó creyendo que iban a tomar Setenil.
Elena: La mejor música ha venido aquí. Cuando yo me vestí la primera vez vino la de Valdemoro. Han traído la Marina entera, la Guardia Civil, los caballos, los Paracas… Todos los años venían diferentes, ahora vienen bandas buenas pero las mismas todos los años. Actualmente es más difícil.

¿Cómo era la rivalidad con Los Negros?
Elena: ¡Ay! Yo me metía tanto con los negros… Me decían “¡No puedo contigo!”. Pero siempre rivalidad sana. Discutía mucho con el marido de Paquita la del Correo, Antonio, pero siempre sin faltar el respeto.
Cándida: Mi vecino era Camacho y siempre estábamos picándonos entre una cosa y otra.

Sé que a la Procesión del Silencio le tenéis especial devoción, ¿cómo la describiríais?
Elena: La Procesión del Silencio era lo más bonito y lo que más se respetaba. Con todo el pueblo oscuro, teníamos que ver el paso por la ventana sin que ellos te vieran. Ahora ese silencio no está tan presente. Para mí como la Procesión del Silencio, no hay ninguna.
Cándida: Los hombres que iban detrás del Cristo de la Vera Cruz llevaban capas negras y Picamí era el que cantaba el Miserere. Él fue el primero y luego, fue Paco Sánchez y mi tío Frasquito. Recuerdo que muchas penitencias se ponían de rodilla desde la puerta de Domínguez hasta la Iglesia. Había mucho respeto y devoción.
Elena: Yo he estado saliendo de penitencia por lo menos quince años y mi hija lo mismo. Unas veces descalza, otras normal. Mi hermana una vez.

¿A cuáles de nuestros titulares le tenéis más devoción?
Elena: Yo al Cristo. Siempre le he tenido una devoción muy grande.
Cándida: Yo al Señor Amarrado a la Columna.

Y actualmente, ¿cómo vivís el día a día de la Semana Santa?
Elena: Yo la sigo viviendo como si tuviera siete años, pero llevo unos años que me falta mi marido. Lo veo todo desde mi casa, cuando pasa la procesión por mi calle, me bajo a la Calle Ronda y la vuelvo a ver.
Cándida: La vivo con mucha alegría.

¿Le veis futuro a la Hermandad de la Vera Cruz y a su Semana Santa?
Elena: Yo le veo mucho futuro. Nada más hay que ver lo bien que llevan los tronos y los unidos que están, para el pueblo tan difícil que tenemos. Tenemos una Hermandad que muchos quisieran tener.
Cándida: Sí, cada año va mejorando.

Y en cuanto a la Junta de Gobierno y aquellas personas que están trabajando por Los Blancos, ¿Cómo creéis que lo están haciendo?
Cándida: Trabajando como unas fieras, que se lo digan a mi hija. Antes se le decía Sevilla la Chica.
Elena: Trabajan porque lo sienten, como antiguamente. Para que salga siempre mejor.

¿Qué sentís cuando veis que vuestros hijos y nietos siguen siendo tan blancos como vosotras y vuestros padres?
Cándida: Muy orgullosa. Al ser más jóvenes son más apretados.
Elena: Claro, tenemos mucho orgullo porque te van siguiendo.

Muchas gracias a las hermanas Zamudio Guzmán por abrirse a contarme todas sus historias y su amor por la Santa Vera Cruz y así, haberme permitido reflejar en esta revista, el constante trabajo y su labor por la Hermandad durante tantos años.

Cabildo general de elecciones a Hermano/a Mayor de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Setenil

Por orden de nuestro Hermano Mayor y, tras la aprobación por parte de la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías del Obispado de Asidonia-Jerez, se convoca Cabildo General de Elecciones para el sábado 16 de diciembre de 2023, lo que se hace público para general conocimiento de todos los Hermanos y Hermanas de nuestra Hermandad con derecho a voto.

La estrecha vinculación de Infantería de Marina con Los Blancos y Setenil

La Jura de Bandera para personal civil que se celebra este domingo 6 de noviembre en Setenil muestra la estrecha vinculación de la Infantería de Marina con Los Blancos y nuestro pueblo. «Estamos muy orgullosos del éxito de convocatoria y de inscripciones», dice el Hermano Mayor de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, Sebastián Luque. Más de un centenar de militares de ambos tercios (Tercio del Sur y Tercio de Armada) participan este domingo en la solemne Jura de Bandera en la que 140 civiles mostrarán su respeto a la enseña española. La mayor, Belén Real Duro, de 91 años. Y el más joven, Yerai Higuero Camacho, de 18 años, que no se ha querido perder este solemne acontecimiento organizado desde la Comandancia General de Infantería de Marina, con la colaboración del Ayuntamiento de Setenil de las Bodegas y de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz.

Entrevista a Sebastián Luque en Canal Sur Radio por la Jura de Bandera de personal civil organizada en Setenil desde la Comandancia General de Infantería de Marina
Entrevista a Sebastián Luque en Canal Sur Radio por la Jura de Bandera de personal civil organizada en Setenil desde la Comandancia General de Infantería de Marina.

La Infantería de Marina Española es la más antigua del mundo. Cuando los Blancos se fundaron en 1551, ya contaba 14 años de existencia. La primera vez que Infantería de Marina desfiló en Setenil fue en la Semana Santa de 1958, con la Hermandad de la Santa Vera+Cruz. Desde entonces, Setenil nunca ha perdido la vinculación con esta Unidad de la Armada Española. No solo durante la Semana Santa: son muchos los hijos de Setenil que han prestado su servicio militar obligatorio en el Tercio del Sur y Tercio de Armada de San Fernando. La Hermandad de los Blancos cuenta con ambos Tercios como Hermanos de Honor del Jueves Santo, en concreto del Señor Amarrado a la Columna.

La fuerza de Infantería de Marina entrará desfilando a las 10:45 por Cuevas del Sol, Jabonería y Cabrerizas hasta llegar al Parque de la Granja para la formación militar. El acto, que estará presidido por el Comandante General de Infantería de Marina D. Rafael Roldán Tudela, tendrá lugar a las 12 horas, y consistirá en una formación en «orden de parada» de la Fuerza participante. Primero se incorporará la Bandera Nacional del Tercio del Sur de Infantería de Marina, tras lo que llegará el Comandante General de Infantería de Marina, general Rafael Roldán Tudela, que recibirá los correspondientes honores de ordenanza, y pasará revista a la Fuerza. Seguidamente tendrá lugar el acto de Juramento o Promesa ante la Bandera del personal civil. Para dar paso a las correspondientes alocuciones de las autoridades. Para terminar se desarrollará el acto de Homenaje a los caídos por España, finalizando con el desfile de la Fuerza.

Abajo puedes ver algunos desfiles de la Infantería de Marina en la Semana Santa de Setenil en 2014 en la Plaza y un pasacalles por las Cuevas del Sol en

El Ministerio de Defensa ha trasladado, en declaraciones a «La Voz de Cádiz» que «se eligió Infantería de Marina para organizar la jura de bandera en Setenil por varios e importantes motivos. En primer lugar por su operatividad y por ser una de las unidades de la Armada más importantes de la provincia de Cádiz. Pero sobre todo por la larga trayectoria y lazos de unión que unen al pueblo de Setenil y al cuerpo de Infantería de Marina, donde además de ser Hermanos de Honor de la Hermandad de la Santa Vera-Cruz de Setenil de las Bodegas, y participar cada año en el Jueves Santo de este municipio, mantienen una fuerte vinculación de la Armada con el pueblo», explican. Y lo hacen «llevando a cabo diversas actividades compartidas. Desde la realización de ejercicios tácticos en la localidad, a ser la unidad de referencia en caso de catástrofes, como en la operación Balmis». Así, infantes de Marina y setenileños están «unidos en unos fuertes lazos de amistad».

Este acto está abierto a todos los ciudadanos mayores de edad y de nacionalidad española que quieran participar como jurandos, pudiendo hacerlo todos los vecinos de Setenil y personas de fuera de la localidad que lo deseen.

En la imagen aparecen el Comandante General de I.M., General Comandante Fuerza de Protección, General Comandante Tercio Armada Coronel Comandante Tercio del Sur, Juan Sierra Valle, y el Hermano Mayor de Los Blancos, Sebastián Luque.
En la imagen aparecen el Comandante General de I.M., General Comandante Fuerza de Protección, General Comandante Tercio Armada Coronel Comandante Tercio del Sur, Juan Sierra Valle, y el Hermano Mayor de Los Blancos, Sebastián Luque.
El Tercio Sur de Infantería en la Villa.
El Amarrao, acompañado por Infantería en su salida del Jueves Santo.
El Amarrao, acompañado por Infantería en su salida del Jueves Santo.
El Amarrao, acompañado por Infantería en su salida del Jueves Santo.
El Amarrao, acompañado por Infantería en su salida del Jueves Santo.