CARMEN GONZÁLEZ GUERRERO
Periodista en Tele Alcalá.
Publicado en la Revista 2023
Maruja Andrades Moreno nació el 19 de diciembre de 1943. Blanca de nacimiento siempre ha estado vinculada a la Hermandad, trabajando y aportando en todo lo que pudiera.
¿Cuál es su vínculo con la Hermandad de la Santa Vera Cruz?
Soy una “hermana” más que trata de estar para lo que sea necesario y que disfruta de la amistad del resto de hermanos y de las vivencias dentro de la Parroquia. Porque no solo están los días de procesión de Semana Santa, si no los viacrucis, los triduos y demás actos celebrados en conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús.
¿Por qué eres blanca, Maruja?
Soy blanca porque lo llevo en los genes. Mi familia por parte de mi padre, todos eran blancos y hoy en día también lo somos mis hermanos, yo y nuestros hijos.
¿Cómo recuerda la Semana Santa de su infancia?
Pues la infancia la recuerdo con mis amigas, “pinchando los claveles” para decorar los centros de flores que adornaban los tronos de nuestras Imágenes. La juventud la recuerdo vistiéndome de mantilla todos los años para acompañar a nuestra Santísima Virgen de los Dolores.
¿Cómo era la rivalidad entre blancos y negros?
Pues como ahora, sana, pero con la competitividad de querer lucir los tronos lo mejor engalanados que fuera posible, y acompañados de las mejores bandas de música: “los Regulares”, alguna de la Marina, etc.
¿A qué titular le tiene más devoción?
Al Cristo de la Santa Vera Cruz.
¿Qué procesión le emociona más?
La Procesión del Silencio, del Jueves Santo por la madrugada. Por su recogimiento y austeridad, con el canto del “Miserere”, en absoluta oscuridad por las calles de Setenil, salvo por la luz de la luna y de las velas encendidas de las penitencias que acompañando al “Señor”, cada uno con sus pensamientos (blancos y negros, porque aquí estamos todos juntos) procesionan en silencio, recordando y pidiendo a Dios por aquellos a quienes queremos y llevamos en nuestros corazones. Cuando porto al Señor en la cruz sobre mis hombros me siento tan feliz y privilegiada llevándolo, es una emoción inexplicable; y cuando toco sus pies con mi mano siempre se me escapan unas lágrimas de emoción, lo adoro con todo mi corazón. No hay palabras para describirlo, hay que vivirlo.

¿Cómo ha sido tu día a día en Semana Santa? ¿Y en la actualidad?
La Semana Santa ha sido y será siempre la más grande del año por lo que significa por la fe en Dios. Pero también ha sido importante en lo personal: el regreso al pueblo (porque hace años no vivía aquí), estar con mi madre, hermanos, primos y amigos… Luego, cuando ya vivíamos aquí, el día a día era con mucho trabajo en la peluquería. Haciendo las tortas típicas de estas fechas, y las
magdalenas. Todos, recuerdos muy bonitos.
El Domingo Resurrección se han echado pétalos desde su casa, ¿cómo lo ha vivido?
Desde mi casa tenemos una vista privilegiada de las procesiones. Es muy emocionante cuando lanzas los pétalos desde el balcón o la terraza y caen sobre los tronos. Me resulta precioso y espectacular cuando El Resucitado y la Virgen del Rosario entran por la curva de la Plaza y, al
son de la música, bailan y se cruzan acompañados por todos los setenileños y por toda la gente.
Este amor por la Hermandad ¿Lo has transmitido a tus hijos?
Pues sí, porque lo vivieron desde pequeños, lo llevan en la sangre, como su madre. Nosotros preparábamos con ilusión nuestro viaje al pueblo para pasar y vivir la Semana Santa, viviéramos donde viviéramos. Se les fue inculcando ese amor sin darse cuenta, cuando iban a recoger
las túnicas y capirotes para vestirse de penitente, o el traje para portar los cuadros de las estaciones de penitencia del Señor. Cuando dejábamos esa ropa, recién lavada y planchada
colgada de una percha, esperando con impaciencia el momento de lucirla junto a sus primos y amigos.
Mi hijo se ha vestido siempre de penitente y mi hija llevando los cuadros y de mantilla. Ahora mi hijo, aunque por su trabajo en el bar no puede llevar al “Amarrao”, se escapa cinco minutillos cuando pasa el trono por allí, con su delantal puesto y pide a alguno de los costaleros que le deje llevarlo, y también a la Virgen de los Dolores y a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que, aunque no es de uestra Hermandad, es de todos los setenileños. Eso lo disfruta él como el que más.
¿Qué personas recuerdas que estaban contigo en la Hermandad?
Siempre estábamos Josefina, Reyes, Carmelita, Ana, etc. Este año nos vamos a acordar especialmente de nuestra querida amiga Carmelita Peña, que siempre esperaba al Señor
en la puerta de su casa y que nos dejó hace muy poquito, este año lo verá desde el cielo.
¿Qué labores has hecho en la Hermandad o por la Hermandad?
Debido a mi trabajo, a veces no he podido colaborar tanto como quisiera con la Hermandad, pero
sí he puesto mi granito de arena vendiendo papeletas para las rifas, comprando y vendiendo mantecados, asistiendo a reuniones cuando nos han visitado los misioneros, vistiéndome de mantilla y acompañando en la procesión. En una ocasión se me hizo el encargo de coser un pañuelo para la Virgen de los Dolores, lo que fue un honor para mí porque me hizo sentirme
más cerca de Ella. Yo, para mis adentros, le pido siempre a la Virgen que me deje estar a su lado, acompañarla en su soledad amarga y dolor profundo, porque ¡qué bonita es mi
Virgen de los Dolores!
¿Cómo ve el futuro de los Blancos? ¿Qué mensaje le darás a los más jóvenes?
La verdad es que veo un futuro formidable porque hay mucha gente joven integrada y aportando todo lo que pueden y más, así que, a esta juventud, le deseo mucha salud y mucha fuerza para que consigan todo lo que se propongan para nuestra querida Hermandad de la Santa Vera Cruz.
¡¡VIVAN LOS BLANCOS!!
Gracias Maruja por abrir tu corazón y mostrar el amor que le tienes a la Hermandad de la Santa
Vera Cruz y a sus titulares.

