Familias blancas por el mundo

El equipo de redacción de la «Revista Vera+Cruz 2025» ha recopilado el testimonio de «blancos» que viven fuera de Setenil y que conservan su devoción hacia nuestros titulares. Desde Canarias a Suiza, Madrid, Barcelona, Ciudad Real, Valencia o Marbella, cada año cuentan los días para regresar a Setenil en Semana Santa, disfrutar del reencuentro con sus orígenes y participar de nuestras procesiones.

JUAN MORENO DOMÍNGUEZ. VALENCIA.

«Mi nombre es Juan Moreno Domínguez, hermano de la Vera Cruz desde que nací, desde el 15 de Abril de 1939, ésta es mi fecha de nacimiento ya que mi padre, blanco de toda la vida, fue a darme de alta en la Hermandad nada más nacer. Mi padre siempre llevaba la Cruz de Guía en la procesión de “El Amarrao”. Actualmente resido en Valencia desde hace 45 años, llevo varios años jubilado y mientras trabajaba creo ser de los que más lotería vendía a la Hermandad. Después de jubilado ya no pude seguir vendiendo tanta lotería. En cuanto a mi vinculación a la Hermandad, ya está todo dicho, ya que vuelvo a repetir: soy Hermano desde el día que nací.

Siento una tremenda emoción de pensar que este año vamos la familia completa a Setenil, ya que tanto mi hijo como mi nieto, serán costaleros de  “El Amarrao”. Es infinita la satisfacción que siento en pensar que en mi vejez iba a ver a mis familiares más cercanos participar de esta forma en la procesión de “El Amarrao” y “Santo Entierro”, seguro que todo esto es para mí casi lo más grande que me pueda pasar. Y además mi nuera y su madre participan en el “Santo Entierro” vestidas de Mantilla.

Algo inolvidable para mí era cuando terminaba la procesión de “El Amarrao”, llegaba a casa y me encontraba a mi madre vestida de penitencia para “El Silencio” y me llevaba un buen susto al verla así. A continuación, la cogía de la mano y nos íbamos a San Sebastián para participar en la procesión de “El Silencio”. Nos poníamos de los primeros para estar cerca de Picamín para poder escuchar la letanía que cantaban.

Por cierto, mi padre y Juan “el municipal” (el cojo) iban delante de la procesión, sacando a las mujeres de la calle y diciendo a la gente que cerraran las puertas de las casas para que no se viera luz eléctrica. Como actualmente, en cuanto El Silencio llegaba a las primeras casas del pueblo se apagaban todas las luces de las calles. Mi familia y yo estamos siempre contando los días que faltan para que llegue el Jueves Santo y acompañar a nuestra Hermandad por las calles de Setenil.

MARÍA TERESA BASTIDAS ANAYA. MADRID

¿Dónde te encuentras actualmente y de dónde procede tu vinculación con nuestra Hermandad? Actualmente me encuentro en Madrid, lejos de Setenil, pero siempre con el corazón y el alma profundamente ligados a nuestra Hermandad de la Vera+Cruz. Mi vínculo con ella se remonta a mi infancia, a aquellos años en los que, de la mano de mis padres y abuelos, aprendí el significado del amor a Cristo en su Pasión y a la Santísima Virgen María. La devoción en mi familia ha sido transmitida de generación en generación, y aunque la distancia física nos separe, el espíritu de nuestra Hermandad sigue latiendo en mi interior. La cruz verde y la túnica blanca son más que símbolos: representan una forma de vida, una entrega y una fe que trascienden el tiempo y la distancia.

La Semana Santa en Setenil es para mí la expresión más profunda de esta fe heredada, una vivencia en comunidad donde el sacrificio, la entrega y el amor de Cristo se hacen palpables. A pesar de estar lejos, sigo manteniendo mi compromiso con la Hermandad, ya sea en la oración, en la reflexión o en la participación a distancia en las actividades y cultos que se organizan.

¿Qué implica para ti volver en familia a Setenil en Semana Santa? Volver en familia a Setenil en Semana Santa es mucho más que un simple viaje. Es un retorno al origen, una renovación del espíritu y una oportunidad de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en comunión con aquellos que comparten la misma fe. La Semana Santa en Setenil es un tiempo de recogimiento, pero también de reencuentro, donde los lazos familiares y fraternos se fortalecen en el amor de Dios.

Pisar nuevamente sus calles empedradas, sentir el aroma del incienso, escuchar el redoble solemne de los tambores y ver a los nazarenos en procesión con la mirada puesta en el cielo es un regalo de gracia. Es un momento para recordar que, aunque el mundo cambie y los caminos nos lleven lejos, la fe nos mantiene unidos.En lo personal, volver en Semana Santa implica reencontrarme con mis raíces y renovar mi compromiso con Cristo y con la Virgen. Supone vivir el misterio de la Pasión desde el interior, desde el sacrificio de cada hermano que porta un cirio, una cruz o un trono, desde la emoción contenida de los que acompañamos el cortejo con oración y respeto. Es también una enseñanza para mis hijos y las futuras generaciones, para que comprendan que la fe no se apaga con la distancia y que la Hermandad es un hogar espiritual al que siempre podemos regresar.

¿Nos puedes contar experiencias entrañables que recuerdes? Son muchos los recuerdos que guardo con cariño de la Semana Santa en Setenil y de la Hermandad de la Vera+Cruz. Desde mi infancia, uno de los momentos más emotivos siempre ha sido la salida de la procesión en la noche del Jueves Santo, cuando la oscuridad se ilumina con la luz de los cirios y el silencio solo es interrumpido por los pasos solemnes de los hermanos que caminan con devoción.

Recuerdo con especial emoción la primera vez que tuve el honor de ver vestir por primera vez  la túnica blanca y formar parte del cortejo procesional a mis hijos. La sensación de llevar la vela encendida, de caminar junto a tantos hermanos con el mismo propósito, de sentir el peso de la devoción en el corazón, fue indescriptible. También tengo grabado en la memoria el momento en que, siendo mi hija muy pequeña , su padre la levantó en sus brazos para que pudiera ver de cerca a la Virgen y comprender el dolor y la esperanza que su imagen transmite.

Otro recuerdo inolvidable fue cuando, después de muchos años sin poder asistir, regresé a Setenil en Semana Santa con toda mi familia. Al llegar a la iglesia y ver el rostro del Cristo de la Vera+Cruz, sentí una emoción profunda, como si nunca me hubiera ido realmente. Fue un recordatorio de que, sin importar la distancia, nuestra fe nos mantiene unidos en espíritu.

Utiliza este espacio para comentar aquello que nos quieras hacer llegar. Quiero aprovechar este espacio para expresar mi gratitud a la Hermandad de la Vera+Cruz por mantener viva la tradición, por ser faro de fe y por permitir que aquellos que estamos lejos sigamos sintiéndonos parte de esta gran familia. La Semana Santa de Setenil no es solo una celebración religiosa, sino un testimonio de amor y entrega que nos ayuda a fortalecer nuestra fe y a recordar el sacrificio de Cristo por nosotros.

A todos mis hermanos en la fe, quiero decirles que, aunque la vida nos lleve por distintos caminos, siempre habrá un punto de encuentro en la devoción a nuestro Cristo y a la Virgen. Que nunca nos falte la fe, que nuestras oraciones sigan uniéndonos más allá de la distancia, y que, Dios mediante, podamos volver a vernos bajo el manto de nuestra Hermandad en Setenil.

JUAN ORTEGA DOMÍNGUEZ. LAS LABORES (CIUDAD REAL). Actualmente, y desde hace casi 51 años, resido en un pueblo de la provincia de Ciudad Real llamado Las Labores, al que llegó mi familia después de que a mi padre lo destinaran a la oficina de Caja de Ahorros de Ronda. Tras casi 30 años, mis padres y mi hermano regresaron a Setenil, mientras yo me quedé. ¿De dónde viene mi sentir Blanco? Pues supongo que, como la mayoría de setenileños, de la familia ¿verdad?. Niño, ¿tú que eres, Blanco o Negro? Oyes a tus padres, a tus familiares cercanos hablar acerca del Amarrao, de lo bonita que iba la Virgen… y al final, ya sabes, estás dentro y no te has dado cuenta.

La pasión por la Semana Santa nace espontáneamente, por eso no necesita explicación y es complicado convencer a alguien que no la entiende Conforme te vas haciendo mayor, esos sentimientos se van haciendo cada vez más tuyos y comienza de nuevo el ciclo con tus hijos.

Volver todos los años a Setenil en Semana Santa no es tan difícil de describir. Es una sensación de nervios, de ilusión por ver procesionar nuestras imágenes titulares, añoranza por disfrutar de estos días junto a la familia y amigos y sobre todo sentir los aromas, sonidos y colores de nuestra Semana Santa. Las túnicas, los capirotes, los cirios, los cinturones, aparecen por todos los rincones de  casa.

Este año, por desgracia, mi padre ya no estará con nosotros, por lo que será duro para mi familia, sobre todo, teniendo en cuenta lo que disfrutaba estos días teniendo a los suyos en casa. Un beso al cielo, Papá.

Siempre recordaré el primer día que me vestí de penitente llevando una de las trompetas. Son emociones tan intensas que te sorprenden en esa etapa de la vida donde todo está por llegar. Pero el culmen llega cuando pasas a los tronos. Empecé con la Virgen hasta cambiar al Amarrao. Esa sensación deja una huella imborrable en el cajón de tus recuerdos. ¡Qué cuadrilla!, mis grandes amigos Felipe Durán, Antonio Moreno y el que suscribe en el mismo varal. Qué momentos más bonitos que uno recuerda ya para siempre entre las páginas más felices de tu vida. Mi más sentido agradecimiento a la Junta de Gobierno de Nuestra Hermandad por todos los años que llevan trabajando duro para que las cosas salgan como han salido estos tiempos de atrás.


ÁLVARO CUETO JIMÉNEZ. MADRID.

Como miembro de la familia Blanca por España me complace compartir mis vivencias con vosotros. Mi nombre es Álvaro Cueto Jiménez, actualmente vivo en Madrid, ciudad en la que nací y me ha visto crecer, pero  una parte de mí siempre está en Setenil. Madrid y Setenil son lugares muy diferentes pero ambos ocupan un lugar especial en mi corazón. Toda mi familia es setenileña ya que mis cuatro abuelos y mi padre nacieron allí, pero por circunstancias de trabajo parte de mi familia materna tuvieron que emigrar,  pero esto no impidió seguir teniendo una fuerte vinculación con Setenil y  su Semana Santa. Mi vínculo con la Hermandad de la Santa Vera+Cruz  se remonta a la Semana Santa del 2004, que fue mi primera en Setenil, cuando tan solo tenía un año, según me cuentan mis padres. Al llegar al pueblo tenía preparado mi traje de penitente de los Blancos, que mi tita Carmela había Hecho con todo su cariño, creando un lazo con la Hermandad  para siempre, por tanto soy blanco gracias a mi familia materna y a mi prima Lina que fue la que cuando ya era más mayor me inscribió en la Hermandad, aunque no participo activamente en todas la procesiones siento la emoción y la fe a través de mis familiares y amigos. Lina, Teresa y Leandro son la demostración de la fe, la devoción y el esfuerzo e ilusión que ponen junto a todos los miembros de la Hermandad para que todo salga perfecto.

Volver a Setenil en Semana Santa con mi familia es un momento muy especial, ya que es más que un simple viaje, es un momento de reencuentros familiares, de preparar las túnicas y trajes de mantilla y sobre todo un momento para expresar nuestra fe en los titulares de la Hermandad. El aroma a incienso y el retumbar de los tambores por las calles del pueblo es algo que desde pequeño me ha gustado.

Entre mis recuerdos más entrañables están las carreras con mis primos por la casa de mi Tita Loli cuando sonaba una banda y todos queríamos coger sitio en el balcón, la primera vez que vi la procesión del silencio que me impactó profundamente, acompañar a la villa a las mujeres de la casa que se vestían de mantilla, ver a mi padre coger los tronos, las reuniones familiares debatiendo sobre las bandas, la belleza de los tronos, la dificultad que tienen los costaleros…Aunque estoy físicamente lejos durante el año estos recuerdos me hacen estar más cerca de Setenil y de la Hermandad. Un saludo desde Madrid y Vivan los Blancos.

MARÍA JESÚS MARÍN CAMBA. ISLAS CANARIAS.

Actualmente resido en las Islas Canarias, y el resto de mi familia directa entre Madrid y Barcelona. Mis padres tienen su segunda residencia en Setenil y, desde pequeños, siempre venimos en verano y en Semana Santa. Mi vinculación procede de la familia de mi padre. Es un privilegio volver a Setenil, dado que, si bien desde hace años ya no participamos directamente, sí que formó parte de nuestra infancia y juventud, nos vestíamos de penitentes, de niñas de los cuadros, de mantilla, de hecho, mis sobrinos también han llegado a participar y les encanta. La verdad es que mi familia siempre ha pertenecido a la Hermandad de Los Blancos.

Cómo disfrutábamos juntándonos en la iglesia todos a arreglar los pasos, con mi tita Cándida, que fue camarera de la Virgen de los Dolores, mis primos y amigos… Momentos inolvidables que recuerdo con mucho cariño. La emoción de las bandas de música por llegar, esa “rivalidad” que siempre hemos tenido entre blancos y negros y, después…. “todos tan amigos”. Llamaría la atención sobre la progresión de la Hermandad, cómo ha ido evolucionando y mejorando pero sin perder esa esencia tan familiar y de unión entre todos los hermanos, eso lo que más destacaría…

ANTONIO VARGAS PÉREZ. ZÚRICH

Actualmente resido en Zúrich (Suiza), pero mi corazón siempre está en Setenil, especialmente cuando llega la Semana Santa. Mi vínculo con la Hermandad viene de familia, de generación en generación. Fue mi padre quien me transmitió esta devoción, tal como él la recibió del suyo, y ahora yo tengo el orgullo de seguir inculcándola a mis hijas y nietos. Volver en Semana Santa es un sentimiento indescriptible. Es orgullo, es emoción, es la satisfacción de poder compartir con mis nietos esta tradición que ha sido parte de nuestra familia durante décadas. Ver cómo ellos empiezan a sentir esa misma devoción y amor por nuestra Semana Santa me llena de alegría, porque significa que este legado seguirá vivo en las futuras generaciones.

Son muchos los recuerdos, pero hay uno que siempre llevo conmigo: el brazo del Cristo que heredé de mi padre Juan Vargas Vilchez. Más que una herencia o legado, para mí es un símbolo de la fe y la devoción que nos une como familia y como Hermandad. Cada vez que lo miro, siento su presencia y el peso de esta hermosa tradición que nos conecta con nuestros antepasados.

La Semana Santa de Setenil, además de ser la celebración culminante de nuestra fe religiosa, forma parte de nuestra identidad, nuestra historia y nuestro sentir. Es un orgullo formar parte de esta Hermandad y poder transmitir a las nuevas generaciones el amor y el respeto por nuestras imágenes, nuestras procesiones y nuestra gente. Que esta tradición siga viva y que, año tras año, podamos reencontrarnos bajo el mismo sentimiento de fe y hermandad. El amor por nuestra Hermandad sigue creciendo con cada nueva generación.

FRANCISCO FERNÁNDEZ CUBILES. MARBELLA.

Actualmente mi familia y yo vivimos en Marbella, aunque es cierto que nosotros venimos a Setenil cada fin de semana. Mi vinculación con la Hermandad comienza desde muy pequeño, ya que en mi familia somos todos Blancos y es algo que nos llena de orgullo. Volver en familia a Setenil en Semana Santa es algo difícil de explicar, pero que todo aquel que vive fuera de nuestro maravilloso pueblo puede sentir sin necesidad de explicarlo. Es volver a nuestro hogar, donde nos ha visto crecer y sobre todo para la fiesta más especial en toda nuestra familia.

Es una semana que al principio se hace muy larga, pero es llegar a Setenil y sentir que estamos en el lugar adecuado. La devoción que se vive en Setenil durante la Semana Santa es algo que me ha marcado profundamente, y no importa lo lejos que estemos, ya que la conexión que sentimos con la Hermandad y con nuestro pueblo sigue siendo muy fuerte, y me llena de orgullo y emoción el haber transmitido esta devoción a mis hijos.

Recuerdo con mucho cariño e ilusión el momento de tener preparado todo lo necesario para el momento de la procesión cuando era pequeño. Cuando me preparaba en casa con mis hermanos y vivíamos ese momento con mucha emoción. Me gustaría también hacer mención a la pequeña tradición que sigue mi madre de regalar la mantilla a las mujeres de la casa, siendo una de ellas mi hija. Fue un día inolvidable ver a mi hija junto a sus primas Ana María, Lina y Ana, vestidas de mantilla, siguiendo esa devoción que hemos inculcado toda la familia. ¡Qué bonito ver que las tradiciones familiares siguen adelante! Me gustaría agradecer a todos y cada uno de los componentes de la Hermandad de los Blancos el gran esfuerzo que hacéis y por hacer posible que la Semana Santa de nuestro pueblo, Setenil, siga adelante. ¡Muchas gracias!

ISABEL MARÍA MARTÍN CORRAL. MADRID.

Actualmente vivo en Madrid y estoy unida a la hermandad desde que nací y desde pequeña me he sentido muy conectada al ver la fe y el sentimiento con la que se vivia la Semana Santa en mi familia. La Semana Santa es un momento realmente especial para mí, lleno de recuerdos que guardo con mucho cariño y experiencias que me han dejado una huella profunda en mi vida. Es una semana que me hace recordar, sentir y reforzar la fe que mi familia me ha transmitido y que ahora quiero transmitir yo a mis hijas y que sientan el cariño que tengo a mi hermandad y a mi pueblo. 

Hay tantas experiencias bonitas entrañables que no podría elegir una. Una de ellas fue la primera vez que me quedé para ayudar a arreglar los tronos, fue muy especial porque sentí que realmente estaba ayudando y haciendo algo valioso. Recuerdo con especial cariño las veces que ha acompañado nuestra Virgen de los Dolores vestida de mantilla. Pero yo creo que el momento más emotivo fue la primera vez que fui de penitencia en la Procesión del Silencio en donde realmente sentí lo que es la Semana Santa

Quiero agradecer a la Hermandad por darme la oportunidad de compartir con vosotros mi amor por la Semana Santa, mi hermandad y mi pueblo. Para mí una verdadera hermandad se define por ayudar apoyar y recordar a cada uno de sus miembros sin importar la distancia que les separe, esto demuestra el auténtico espíritu de la hermandad que nos une. Muchas gracias de corazón


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