Mercedes Villergas: «Donde llega la Hermandad y mi Amarrao no llega nadie»

CARMEN GONZÁLEZ GUERRERO
Periodista de Tele Alcalá y Hermana

Publicada en la Revista Vera+Cruz 2024

Mercedes Villergas (1944) afirma que es blanca desde siempre, al igual que era su madre. Trabaja de forma incansable por Los Blancos y siempre está para colaborar y hacer crecer a la Hermandad.

Mercedes, ¿cuál es tu vínculo con la Hermandad de la Santa Vera Cruz?
Yo soy blanca como mi madre, siempre lo he sido. La primera vez que me vestí de mantilla fue en 1970. Como yo trabajaba en Benidorm, cuando llegué, me vistió Josefina Villalón y Rafael Corral y fui con Paquita Zamudio y Mari Pepa. Recuerdo que me escondía porque era muy tímida.

¿Eres la única blanca de tus hermanos?
Sí. Mi padre era de Cuevas del Becerro y cuando llegó, como trabajaba mucho para los Camacho, se hizo de Los Negros. Pero yo soy blanca como mi madre, al igual que mi abuela, que era hermana de la bisabuela de Sebastián Luque. También mi sobrino José Antonio González (de La Barca de la Florida) tiene un vínculo muy fuerte con la Hermandad, por su abuelo. Viene para todos los actos: pregones, cenas, Semana Santa, a las elecciones…

Viviendo rodeada de negros, como son tus hermanos, ¿qué te llamaba la atención de Los Blancos?
Los veía muy finos. Yo veía a Corral, Pepe Gallego, Pepe el Sevillano… ellos han ido como cogiendo la mejor flor, pasito a pasito y su ilusión era la Casa de Hermanad y ahí la tienen.

¿Cómo recuerdas la Semana Santa de tu infancia?
En aquellos años había más diferencia entre ricos y pobres, pero yo iba a la iglesia y si tenía que pinchar claveles o ponerme detrás de la procesión, lo hacía. Me juntaba con Josefina y Paquita Zamudio. También recuerdo mucho los momentos con Candidita Marín, que medía con un metro las velas para que fueran todas iguales.

¿Qué recuerdas de la Procesión de El Silencio?
Recuerdo a Picamín, que cantaba el miserere. Antes llevaba muy poca gente y hoy mira lo que lleva. Y tengo que destacar que he prohibido las velas al llegar a la Iglesia Mayor. Me pongo en la puerta con dos cubos de agua y todo el que pase tiene que meter la vela porque si no al día siguiente, tengo que estar de rodillas con una espátula. También le he traído la colonia de nardos para el Señor, que me la pedía María Robles.

¿Notas cambios o evolución en la Hermandad?
Mucho cambio. Ha prosperado muchísimo. En enseres, organización, van todos a una. Y ahora la Junta que lleva Isabel María… ¡menuda Junta! Cuando se pusieron en el altar, no veas… me emocioné y todo. También tenemos un Vía Crucis y es porque, al verlo en Málaga, nos movimos para que saliera desde la Hermandad. Además, la primera estación es mía, recuerdo que la saqué en la Procesión Magna con Padre Jesús y el Cristo, ¡qué orgullo!

Has estado mucho tiempo en el extranjero y no has estado tan cerca como te hubiera gustado.
Sí, he estado cuarenta años fuera. Pero siempre he buscado la manera de venir. Recuerdo que cuando me operaron, me di hasta de baja para poder quedarme en Semana Santa.

¿Cuál ha sido tu trabajo o labor por la Hermandad?
He estado 20 años arreglando los tronos y ahora a pesar de mi problema de salud, sigo yendo también. También echo una mano en la madrugada del Viernes Santo. Hago chocolate y café para todos los que están arreglando los tronos: Vicenta, Elisa, Carmen… A las siete de la mañana iba a la panadería de Corral a por los molletes. Esa noche hay mucho trabajo. Y ahora, a pesar de estar con mi problema en el pecho y la mano, doy veinte vueltas al día. Si con la mano buena puedo sacar la bolsa de basura o barrer, lo hago.

También sueles colaborar, ¿no?
Colaboro mucho, me sale de dentro. Viene cualquier cosa y ahí estoy. Cada Domingo de Ramos cuando vienen pidiendo les pongo una mesa que no veas y suben Sebastián Luque, Antonio Harina, Jesús Robles o Rafael Durán. A los pregoneros también les he hecho buenos platos o para la Zambomba que hicieron los jóvenes. Bueno, y con la lotería soy una campeona. Me dan muchos tacos y todos los vendo, soy un hacha.

Actualmente, ¿cómo vives la Semana Santa?
Llevo 24 años ocupándome de los mandos, las mujeres de los generales. Sus maridos están desfilando y ellas se quedan solas. La primera vez fue en la casa de Josefina porque ella se vestía de mantilla y no podía; yo le echaba una mano, le fregaba y demás. Ahora vamos con Mari Domínguez y la mujer de José Antonio García. Vamos a las esquinas, suben al balcón para ver la procesión, nos ponemos en la puerta de Juanito Carrasco para que vea el detalle del trono, luego a la casa de Sebastián Luque, José y Cristóbal. Y finalmente, las incorporo detrás de la Virgen. Yo me pongo mi chaquetita, mi trajecito y me voy para La Villa, disfruto mucho. Este año vinieron diecisiete.

Tienes un contacto muy cercano con ellas, ¿no?
Fíjate la amistad que tengo que el Grupo de Intendencia me hicieron Hermana Honorífica de Santa Teresa de Jesús. Tengo mucho contacto con ellos, con el General Máximo, Alejo, General Budiño, Martín, el coronel de Ceuta que ya es General… Cada Viernes Santo voy a cenar con ellos porque Sebastián no me deja y me uno. Le doy una docena de empanadillas y de magdalenas a cada una de ellas. Fíjate el cariño que me tienen que hasta Budiño y Máximo en una ocasión se saltaron el protocolo en La Villa y vinieron a saludarme y abrazarme porque sabían que me había operado del pecho.

¿Cómo es la rivalidad entre blancos y negros?
Yo me trato con los negros, rivalidad ninguna. Le hablo muy bien a Francisca y a sus hermanos. Colaboro siempre: en el besapiés de Padre Jesús, cuando vienen pidiendo o incluso, si han hecho una fiesta, como antes la hacían en San Benito, les he llevado una tortilla, al igual que la llevaba a nuestra Casa de Hermandad.

¿Qué momento destacarías de la Semana Santa?
La madrugada del Viernes Santo. Es noche de risa y cachondeo. Llevo aguardiente y mistela y cuando no, lo echan de menos. A Jesús Robles le encanta. También me gustaba mucho llevar a la calle Cantarería las magdalenas y la copita de aguardiente a las mantillas.

¿A qué titular de la Vera Cruz le tienes mayor devoción?
Yo el Amarrao y cuando le cantan la Salve a la Virgen de los Dolores, en el último párrafo que dice “madre mía no me olvides, no me eches”. Siempre lloro. Y otra que le tengo mucha devoción es la Virgen del Carmen, este año le regalé los cordones del estandarte.

¿Qué persona destacarías que ha estado a tu lado en la Hermandad?
Si te digo la verdad, quiero mucho a Josefina. Es una persona que si me pasa algo es la primera que viene, le cuento y ella me aconseja. A Sebastián también lo quiero mucho.

¿Qué futuro le ves a la Vera + Cruz?
Con los jóvenes, el futuro está asegurado. ¿Cómo está trabajando por la Hermandad la actual Junta? Lo hacen tan bien. Dan muchos donativos en el pueblo y a las Hermanitas de Ronda. Esto es Hermandad, tienen fuerza para trabajar. Para mi, son formidables, te lo digo de verdad. Donde llega la Hermandad y mi Amarrao, no llega nadie.

Gracias Mercedes por abrir tu corazón y poder plasmar tu trabajo es nuestra revista. Tu labor y pasión por esta Hermandad es digna de admirar. No cambies esa manera de disfrutar y de vivir nuestra Semana Santa.


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